Noticia: El obispo abre el proceso para declarar santos a 62 mártires de la Guerra Civil

El obispo de la Diócesis de Cartagena, Juan Antonio Reig Pla, abrió ayer el proceso de canonización que permitirá elevar a los altares a 61 murcianos que perdieron la vida durante la Guerra Civil por defender la fe cristiana.

Reig Pla presidió el acto de toma de posesión del tribunal que dilucidará, caso a casa, si realmente fueron asesinados por causa de su fe. Así, a partir de la próxima semana se convocarán sesiones para que los testigos de los todavía supuestos santos defiendan las causas.

Al acto acudieron unos 300 descendientes de los mártires, quienes abarrotaron el salón del trono en el Palacio y ocuparon también las salas contiguas. El Obispado hace un llamamiento a la colaboración ciudadana, en el intento de reunir datos acerca de la vida y la muerte de los mártires. Para aportar cualquier información, los interesados deben dirigirse a la Delegación para las Causas de los Santos, en el Palacio Episcopal.

Según diversos testimonios de la época, los informes forenses y las descripciones de testigos presenciales, la mayoría murieron por disparos de bala o apuñalamiento y, en muchos casos, fueron torturados antes de su muerte. Los expedientes de la época prueban que alguno de los asesinados fue enterrado vivo, a otros les arrancaron los ojos, les cortaron las orejas o los arrastraron por la ciudad, como sucedió con el párroco del Carmen, Sotero González Lerma, a quien también colgaron de la fachada del templo y prendieron fuego. Para alcanzar la dignidad de santo en la Iglesia Católica es menester recorrer dos caminos. Uno, la vía de las llamadas virtudes heróicas. Y el otro, la vía del martirio. En ambos se inicia el denominado proceso de canonización, que establece la duda procesal de si el candidato a santo ha vivido las virtudes cristianas en grado heroico o si ha sufrido martirio por causa de la fe. En este segundo caso, la Iglesia no exige milagro que apuntale la supuesta santidad.

21 enero 2007

La Verdad